MINGACO
Corporación de Patrimonio Sonoro, Audiovisual y Cinematográfico

Primer Seminario de Conservación de Patrimonio Sonoro, Audiovisual y Cinematográfico MINGACO

Artículo expuesto en el Primer Seminario de Conservación de Patrimonio Sonoro, Audiovisual y Cinematográfico

Conservacion de los materiales en papel de los archivos sonoros


María Antonieta Palma Varas
Jefe Conservación
Biblioteca Nacional

En los Archivos sonoros, la mayor parte de los soportes de información son los materiales audiovisuales, cintas, discos, videos, películas, en sistemas analógicos y digitales; sin embargo, también persiste el tradicional componente básico como es el papel, en los libros, revistas, documentos, manuscritos, afiches, carátulas de discos, etc.; todos ellos con un indiscutible valor patrimonial para la conservación de la memoria institucional, local o nacional.

El papel, es el material que se sigue utilizando en la actualidad en publicaciones y documentos; pero es un hecho bien conocido que los materiales orgánicos envejecen naturalmente y comienzan a deteriorarse desde su génesis, puesto que llevan en sí mismos los elementos de su propia y eventual destrucción ; este proceso puede acelerarse en un medio ambiente adverso y sobretodo por el descuido en su manipulación; y es así que probablemente en el siglo XXI se tendrá un mejor acceso a la documentación escrita en pergamino y papel de trapos que los escritos actuales que están irremisiblemente condenados a la autodestrucción

El invento del papel procede de la China que se fabricaba a partir de la morera; sólo en el siglo VIII se entregó el secreto de su manufactura a los árabes, quienes incluyeron el lino como materia prima y la utilización de molinos de agua; además introdujeron su industria en Europa a través de España.

Los primeros papeles de fabricación europea proceden de tejidos de fibra vegetal, trapos de lino, cáñamo o algodón; este sistema persistió hasta la incorporación de fibras procedente de la madera, que se constituyó en un efectivo y económico material para fabricar papel; sin embargo, los problemas que trajo este cambio se evidenciaron posteriormente.

Los papeles fabricados con posterioridad al año 1850 son ácidos y se autodestruyen con el paso del tiempo; la acidez, proviene en algunos casos de la pasta papelera (papel periódico) y de los materiales utilizados como encolantes.

Cuando se habla de los factores de degradación del papel, se distingue entre los internos (manufactura) y externos (medio ambiente).

Si los constituyentes son relativamente puros, el papel tiene una buena resistencia y durabilidad, como es el caso de la mayoría de los papeles fabricados hasta el siglo XIX. La aparición de la pasta de madera ocasionó una baja en la calidad; los papeles manufacturados con pasta de madera, más o menos bien purificada según el proceso aplicado (pasta mecánica o pasta química) y encolados con colofonia resisten menos el envejecimiento que los anteriormente realizados; se vuelven amarillos y pierden rápidamente su flexibilidad debido a las formas degradación química como son la hidrólisis y la oxidación.

El encolado con colofonia tiene un efecto adverso a la conservación de la celulosa ya que el sulfato de aluminio utilizado para precipitarla sobre las fibras de papel es una sal muy ácida que al combinarse con la humedad del aire se transforma en ácido sulfúrico.

Actualmente, existe un papel denominado permanente (química y físicamente estable durante largo tiempo), fabricado a partir de pasta química en un medio neutro o alcalino; se utiliza la madera y eliminan todos los constituyentes no celulósicos, especialmente la lignina.

A los factores internos de deterioro se agregan los externos, como es la contaminación atmosférica, inadecuadas condiciones climáticas, de iluminación o de almacenamiento y los ataques de agentes biológicos, o en casos extremos, los desastres, como incendios o inundaciones.

La humedad relativa es de vital importancia para preservar las colecciones, los valores inadecuados contribuyen significativamente a la aceleración de los deterioros; cuando es alta, fomenta reacciones químicas perjudiciales y asociada a altas temperaturas estimula el desarrollo de plagas. Una baja humedad relativa puede desecar y volver quebradiza la documentación.

Para una buena conservación del papel, desde el punto de vista químico y físico, se recomienda mantener la temperatura y humedad relativa, en los lugares de almacenamiento, lo más baja posible y estable, no mayor a 21°C y entre 30% y 50% la HR.

Las consecuencias de las radiaciones luminosas dependen, en general, de la extensión de las ondas lumínicas, su intensidad y el tiempo de exposición, tanto como la capacidad de absorción y sensibilidad de la luz a los materiales.

Los componentes básicos de los documentos almacenados, como el papel, las tintas, los cueros, filmes y los materiales fotográficos, magnéticos y digitales, se perjudican intensamente por la acción de la luz y sus efectos. Las radiaciones visibles e infrarrojas causan la decoloración, la despolimeración de la celulosa o de las proteínas y el endurecimiento de los plásticos.

Las fuentes de luz artificial provocan alteraciones fisicoquímicas en los materiales, especialmente la luz fluorescente, por liberar gran cantidad de rayos ultravioleta. El efecto de la luz es acumulativo, por lo que el número de horas de exposición a la luz por año debe ser controlado. Los documentos de archivo bien protegidos, en cajas y muebles adecuados no reciben así la acción directa de la luminosidad.

La contaminación del aire es una causa de deterioro del papel y otros materiales orgánicos. El polvo mancha la superficie porosa del papel; los gases y partículas contaminantes (dióxidos de azufre, nitrógeno y ozono) catalizan reacciones químicas nocivas y forman ácidos en las colecciones, decoloran y debilitan el papel y los cueros; a menudo estos elementos dañinos provienen de fuentes internas, como fotocopiadora, gases producidos por pinturas y los adhesivos utilizados en la instalación de alfombras, productos de limpieza y las emisiones de gases ácidos (formaldehídos) de algunas maderas. A la contaminación atmosférica se suman los contaminantes líquidos, presentes como plastificantes de los materiales sintéticos o como grasa o sudor depositados en los ítemes durante su manipulación.

Los ambientes húmedos, cálidos, oscuros y con escasa ventilación son los más propicios para la infestación de microorganismos (bacterias y hongos), insectos y roedores. Un lugar de almacenamiento limpio, aislado de las zonas de consumo de alimentos y depósitos de basuras y sin excesiva humedad, evita el desarrollo de plagas.

Los métodos de almacenamiento tienen un efecto directo en la vida útil de los materiales y la prolongan; pero si las estanterías se encuentran sucias, desordenadas y atestadas, las colecciones se deterioran; además, los contenedores de mala calidad pueden acelerar la degradación de los ítemes que se pretende proteger. Las estanterías deben proporcionar un apoyo suave, seguro, limpio y apropiado; sin protuberancias ni bordes afilados; idealmente de acero, con un acabados de esmalte cocido al horno.

Los materiales de los archivos pueden ser dañados por su inadecuada manipulación, el descuido, uso de materiales inapropiados, timbres, etiquetas, su transporte, exhibiciones prolongadas, equipos defectuosos, accidentes y catástrofes; por tanto, es de suma importancia capacitar al personal y usuarios en el adecuado manejo de las colecciones, planificar los desplazamientos y establecer un programa de seguridad frente a catástrofes. El deterioro ocasionado al material bibliográfico es acumulativo y la restauración tiene un alto costo.

Aún si se toman medidas para prevenir que las colecciones se dañen y se disminuya la velocidad del deterioro, será necesario preservar el contenido intelectual colocándolo en otro formato más durable (reformateo) y para ello existen dos procesos, microfilmación y digitalización.

La microfilmación es una técnica de miniaturización sobre película de base de poliester, preferentemente de 35mm.y normalmente en blanco y negro, de cualquier material gráfico con el objeto de preservar su contenido intelectual para el futuro. Es una técnica con muchos años de uso y de investigación, con un conjunto de normas internacionales que garantizan su calidad y fiabilidad. Si se produce y mantiene en condiciones óptimas tiene garantizada una vida larga de varios siglos.

La otra alternativa técnica para la transferencia es la digitalización. Se trata de un proceso de captura de imagen hecha directamente a partir del documento. Esta imagen digital proporciona con fidelidad la información, el aspecto físico del documento, incluyendo los caracteres tipográficos, las anotaciones, los defectos y las ilustraciones. La calidad de la imagen depende de la resolución utilizada en la captura inicial; sin embargo, faltan estándares todavía y la rápida evolución tecnológica e incompatibilidad entre sistemas repercute en la posterior migración de los documentos a nuevos soportes; existen además, restricciones legales relacionadas con la autenticidad de los documentos y estabilidad de las firmas, por lo que el uso de la digitalización con el fin de preservar se mantiene cuestionable.

La combinación de microfilms (para preservar) y digitalización (para otorgar un mejor acceso) aparentemente será la estrategia preferida de preservación.

En la salvaguarda de las colecciones debe tener una participación activa todo el personal del archivo; los directivos y encargados de las instalaciones externas e internas de los edificios deben mantener un estrecho contacto con los responsables de las colecciones. Las medidas de preservación deben ser respaldadas, apoyadas e incentivadas por todo el personal del archivo para que sean realmente eficientes.

Fotografías:

Conservation préventive du patrimoine documentaire.- Paris, IFLA PAC, 2000.

PARA PROFUNDIZAR EN EL TEMA

ADCOCK, Edward P. IFLA Principios para el cuidado y manejo de material de bibliotecas. Santiago, Centro Nacional de Conservación y Restauración, 2000.

MINISTERIO de Cultura y Comunicación. Dirección del Libro y la Lectura. Francia. Protección y puesta en valor del patrimonio de las bibliotecas. Santiago, Centro Nacional de Conservación y Restauración.

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